
Protagonista de numerosas luchas y huelgas de hambre, Casellas, convertido
en un símbolo de las luchas contra las cárceles, recobró la libertad al reconocer
la administración que había cumplido 8 años de más.
Amadeu Casellas de 48 años, 25 de ellos en prisión, ha sido uno de los presos
más veteranos de las cárceles catalanas. Al final de la dictadura franquista se
enroló en los movimientos libertarios y se distinguió atracando bancos para,
luego, entregar parte de los botines a los movimientos sociales. Encarcelado
por primera vez en 1979, su reincidencia le mandó al calabozo, de nuevo, en
1982 y, una última vez, en 1985. El 9 de marzo recobraba su libertad.
Diagonal: El director del centro penitenciario de Girona reconoció que hacía
ocho años que deberías haber abandonado la cárcel. ¿Cómo se ha podido llegar
a este extremo?
Amadeu Casellas: En España pasan estas cosas. Por mucho que se quiera dar
una imagen de democracia, de país progresista y todo eso, la realidad es ésta. Y
no es sólo mi caso. Hay otros presos anarquistas o, de alguna manera, rebeldes
contra el sistema que están en la cárcel pagando de más. Yo he tenido la suerte
de tener un apoyo bastante fuerte y esto me ha ayudado. Y, al final, un juez ha
reconocido que, en efecto, llevaba ocho años de más. Todo se debe a la re-
beldía, al no conformarme con lo que estaba pasando. Reclamar mis derechos y
los de otros compañeros me llevó a esta situación.
Si yo no hubiera estado involucrado en movimientos anarquistas, hubiera salido
hace muchos años. Todos los que hemos pasado por estos centros sabemos que,
si has estado en un movimiento antisistema (anarquistas, presos políticos vas-
cos, GRAPO), te vuelves problemático en las cárceles. Las órdenes de arriba,
de los políticos, sean del partido que sean, son que, de alguna manera, se nos
retenga.
Diagonal: ¿Cómo puede desentenderse la Administración?
Amadeu Casellas: Porque la Administración se cubre cuando una persona como
yo les crea conflictos con reclamaciones. Lo que hacen es trasladarte sistemáticamente de centro. Entonces llegas a una prisión nueva y te dicen que no tienen
tiempo de mirar tu expediente, que tienen a muchos prisioneros y que ya lo mi-
rarán cuando haya tiempo. Cuando llevas unos meses te trasladan a otra cárcel
y así vas rodando. Hasta que llegué al punto de realizar, en un año, tres huelgas
de hambres muy largas, la última de casi 100 días. Ahí fue cuando el juez dijo:
“A ver, ¿qué pasa aquí?”. Y obligó a la cárcel a revisar mi expediente. El resul-
tado es que he pagado ocho años de más.
Diagonal: En total, ¿en cuántos penitenciarios has estado?
Amadeu Casellas: En 17. Lo que pasa es que en cada uno he estado cuatro o
cinco veces. Si lo multiplicas, son más de 100 traslados. Éste es el problema,
incluso algunos funcionarios me han reconocido que había órdenes de los polí-
ticos para que mi caso no se revisara. Ellos me decían: sabemos que tienes
razón, pero nosotros no podemos hacer nada.
Diagonal: ¿Cómo es la situación ahora en las cárceles catalanas?
Amadeu Casellas: Ahora te encuentras que en las cárceles hay muchos inmi-
grantes, la gente no sabe qué derechos tiene. No conocen las leyes y, claro, ha-
cen lo que les mandan. De aquí viene la explotación laboral y todo tipo de abu-
sos. Sobre todo en Cataluña. Hay una empresa pública que se llama Centre d’i-
niciatives per a la reinserció (CIRE), que se dedica a explotar laboralmente a
los presos. Parece un régimen esclavista, donde te encuentras que una persona
trabaja 8 horas al día y se lleva 200 euros al mes. Hay una serie de empresas
que han montado esa mafia y les va la mar de bien, son impunes. Y se están en-
riqueciendo a costa nuestra. Lo más curioso es que hay inmigrantes ilegales que
dentro de la cárcel pueden trabajar, cotizan y tienen número de la Seguridad
Social y cuando salen vuelven a ser ilegales. Es algo incomprensible, ¿no?
Joanot Colom (Diagonal)
Fuente: www.lahaine.org