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Cuba Libertaria N°13 - Noviembre 2009
Artículo puesto en línea el 16 de enero de 2010
última modificación el 18 de noviembre de 2009

Tras la fulminante destitución del hasta entonces vicepresidente Carlos Lage y del canciller Felipe
Pérez Roque, acusados por Fidel Castro de “indignos” y de alimentar “ambiciones de poder”, la
política homeopática de cambios de Raúl Castro ha quedado reducida a: reparto de tierras ociosas,
aumento de algunos precios de acopio de productos agrícolas, permitir el acceso a la telefonía
celular, a los hoteles y a Internet (con condiciones) a los cubanos con dinero.

También puede incluirse
entre los “cambios” el
concierto “Paz sin fron-
teras”, en La Habana, del
cantante colombiano
Juanes bajo el lema de la “reconci-
liación”. De ahí que la mayoría de
los cubanos siga preguntán-
dose en qué le cambian fun-
damentalmente su vida coti-
diana esos cambios y en qué
medida significan una
voluntad aperturista del
régimen castrista. La res-
puesta ha llegado con las
medidas que ha comenzado
a implementar el gobierno
castrista para desmontar el
sistema estatal de subsidios
y gratuidades sociales que
durante medio siglo han
sido el símbolo del “igualita-
rismo” de la Revolución.

El “realismo económico”
empieza pues a sustituir el
paternalismo de Fidel. Raúl lo ha
dicho bien claro: “Hay que eliminar
el gasto que es simplemente insosteni-
ble” y que “está provocando que la
gente sienta que no tiene necesidad de
trabajar”. De ahí la eliminación
progresiva del almuerzo gratuito
para los trabajadores en los come-
dores obreros y de Ministerios y de
determinados centros estatales, el
fin de las becas de nivel interme-
dio e inclusive se habla de quitar la
libreta de racionamiento y otros
recortes en la salud, el estableci-
miento de un nuevo sistema com-
plejo de pagos a los trabajadores –
rechazado por la burocracia inter-
media –, el aumento de la edad de
la jubilación a 65 años para los
hombres y 60 para las mujeres, y la
tentativa de maximizar la explota-
ción de la fuerza de trabajo
siguiendo los tradicionales princi-
pios productivistas del capitalismo.

Estas medidas si que van a cam-
biar (pero empeorando) la vida
cotidiana de los trabajadores cuba-
nos, puesto que su objetivo, como
el de los cambios sólo es aumentar
las entradas del Estado. No es pues
de extrañar que estas trans-
formaciones, en la estructu-
ra económica y en la cadena
de distribución social, ten-
gan bajo perfil informativo
frente a la promoción de dis-
cusiones verticales y com-
partimentadas sobre “los pro-
blemas de nuestra sociedad”
cara al próximo Congreso
del Partido Comunista (PCC)
de Cuba. Como tampoco lo
es que se hayan cambiado
muchos Secretarios del PCC
en las provincias y en la
Unión de Jóvenes Comu-
nistas (UJC), además del
Secretariado del CC y de la
reconcentración y compactación
de Ministerios, y que se haya dota-
do de cuantiosos recursos a los
aparatos diversos de represión
interna: las Fuerzas Armadas y el
MINIT reciben ahora los salarios
más altos.
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